miércoles, 13 de mayo de 2015

Instantes ....eso que ocurre entre el nacimiento y la muerte llamado vida.




"Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores,
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares donde nunca he ido..."


      Hasta los 40 años nunca fuí consciente del paso del tiempo. A pesar de los rituales de costumbre para recordar que el tiempo pasa, como el "Cumpleaños", siempre tuve la sensación de seguir siendo la misma. Algo así como el día de la marmota, todo igual. Misma energía, mismos intereses, mismos, temores, etc.
      Pero pasada esta edad, algo pasó. Al menos a mi. Sentí para empezar que esto de ser adulto joven, que es como un eufemismo para seguir sientiéndonos "lolos", ya no tenía vínculo alguno con el hecho concreto de ser una cuarentona.
     Desde el punto de vista de la medicina, pasados los cuarenta la mayor parte de los humanos pasamos a ser factor de riesgo para un sin fin de dolencias crónicas.
    Es como que el cuerpo grita fuerte y dice "BASTA" ya de creer que el tiempo no pasa, que los momentos son eternos y que quienes te rodean son inmortales.
      La mortalidad como parte de la naturaleza de la vida nos enrostra sin maquillaje.
     Entonces, en este contexto la pregunta inevitable que surge es: ¿Cómo quiero seguir viviéndome el resto de vida, los momentos siguientes?